Por: Rodrigo López Estrada
Ante la manipulación evidente o globalismo, esta “democracia” es, en el mejor de los casos, una ilusión, y en el peor, una dictadura. Así piensa Daniel Estulin el autor de El Club Jörg Heidenberger, fotógrafo Bilderberg en el año 2005 y que se palpa hoy en toda su grandeza, pues se mueven los hilos desde la sombra, se planea el futuro de la humanidad en absoluto secreto, se aborrega a la gente porque es más fácil luchar contra oponentes sin principios.
Es una hermosa historia la cooperación entre países, pero resulta ser una triste falsedad. Cuánto hace que “nos ayudan” a derrotar los males, pero éstos siguen incluso más peores, esas “ayudas” se pierden como se pierden presupuestos por coimas y comisiones. Esos regalos resultan más caros que la misma pobreza. Esas ayudas significan control porque nos quieren perros falderos, marionetas. Usan el sufrimiento de los pueblos para sus propios beneficios, eso son bancos y medios, tráfico de drogas y medicamentos, metales y armas, comercio e industria. Los únicos periodistas que sirven son sus adeptos. Quieren que usted comparta, pero ellos no lo hacen, son crueles, arrebatan derechos, inventan normas y emplean a los dóciles que las hagan cumplir.
El poder económico logra el poder político. ¿Cuál democracia?
Creadores de enemigos. Esconden escándalos. Supercapitalistas que llaman comunistas a los que no les copian. No dan explicaciones y se resguardan dizque en lo legal: leguleyos, mentirosos, manipuladores, gente de bien que dominan con las fuerzas de las armas o del pan.
Despertar es la dignidad humana, es la propiedad inalienable, es el máximo derecho y el más urgente deber, es conciencia y no entrega, es decisión y no obediencia, es libertad y no esclavitud, es historia y no vaivén, es avivar y no morir, es tranquilidad y no zozobra.
Ya podemos comprender que lo que tiene la montaña es activo duro y no riqueza extranjera. Que la práctica minera aquí sería devastación y no progreso. Los principios hacen inmunes a los hombres de la corrupción y la vanidad.