El aumento en los niveles de gases de efecto invernadero se produce a pesar de una disminución de las emisiones de combustibles fósiles en el 2020, cuando gran parte de la economía mundial se desaceleró drásticamente debido a la pandemia de COVID-19.
El informe anual sobre el estado ambiental de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) señala que el nivel de estos contaminantes es el más alto en al menos el último millón de años, con base en registros paleo climáticos. La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzó 417.4 partes por millón (ppm) en 2021, esto es 2.3 ppm más que en 2020.
Hubo, sí, una disminución de emisiones de CO2 en 2020 derivada de los cambios en la actividad humana durante la pandemia, pero no suficiente para revertir efectos del cambio climático. El nivel del mar del planeta subió por décimo año consecutivo, alcanzando un nuevo récord de 97 milímetros sobre el promedio (la medición comenzó en 1993).
Además, mencionó que, con muchas comunidades afectadas, inundaciones, sequías excepcionales y calor histórico, el informe muestra que la crisis climática no es una amenaza futura, sino “algo que debemos abordar hoy, mientras trabajamos para construir una nación preparada para el clima y un mundo resistente a los extremos provocados por el clima”.
Por otro lado, los últimos siete años han sido los más calientes registrados, y el número de tempestades tropicales también estuvo bastante arriba del promedio. “Los datos presentados en este informe son claros: seguimos viendo más evidencia científica convincente de que el cambio climático tiene impactos globales y no muestra señales de desaceleración”, finalizó Rick Spinrad, director de la (NOAA).