En el año anterior, 220.522 personas más cayeron en esta condición en el campo. La inflación también incidió en el impacto sobre la población. El 2021 mostró cierta reducción en las cifras de pobreza a nivel nacional, pasando de una tasa de 42,5% en 2020 a 39,3% de la población en estado de pobreza para el año pasado, información publicada esta semana por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). Sin embargo, para la población que vive en zonas rurales, por el contrario, significó un retroceso.
La tasa de pobreza monetaria que se mide según la capacidad financiera de las familias, para el Dane en el 2020 la incidencia de la pobreza en las zonas rurales bajó 4,6 puntos porcentuales (pps), llegando a 42,9%, pero en 2021, volvió a subir: 1,7 (pps), estando en 44,6%. Eso significa que, en las zonas rurales del país hay actualmente 4,96 millones de personas en condición de pobreza monetaria.
El director del Dane, Juan Daniel Oviedo, explicó que, en la zona rural, para el año 2020, “los efectos de gratuidad de servicios públicos domiciliarios, especialmente para la electricidad, que estuvieron vigentes en ambos semestres de 2020, llevaron a que el costo de manutención de las condiciones básicas pasara de $212.121 a aproximadamente $200.000”.
Sin embargo, según Oviedo, con la recuperación de la normalidad en 2021, y la ausencia de esos esquemas de gratuidad, se retornó a una tendencia donde se presenta una evolución en los precios que impacta a esta población, y la línea de pobreza en las zonas rurales se ubicó en $226.520, lo que implica que este es el monto mensual- o con menos- con el que viven los casi 5 millones de personas que están en el campo en condición de pobreza. Además, según el director del Dane, la inflación de alimentos incidió también en el escalamiento de las líneas de pobreza.
La situación de las familias en el campo es estructuralmente más compleja y están más propensos a vivir en condiciones de pobreza monetaria, y como señala Roberto Angulo, socio fundador de la firma Inclusión y también miembro del comité de expertos en pobreza que asesora al Dane, la recuperación en materia de pobreza fue heterogénea, teniendo en cuenta el contraste entre la zona urbana y la rural.
El experto aclara que el efecto de la gratuidad de los servicios públicos, que generó un abaratamiento de la línea en 2020, se acabó, pues no hubo exposición de los hogares rurales a estos subsidios en 2021, lo que genera un “efecto rebote” en la pobreza.
Angulo también indica que son varios los elementos que juegan a favor o en contra de la pobreza: el crecimiento, la desigualdad y la inflación, y sostiene que en la zona rural “el crecimiento no le ganó el pulso a la inflación”, y gran parte de ese aumento de pobreza rural se explica porque tuvo una fuerza en contra mucho más grande que el efecto del crecimiento del 2021, que fue el aumento de los precios.