Por: Leidy Marcela Tocora Lozano
La historia de la humanidad viene emparentada con la necesidad de los seres humanos para almacenar, preservar y conservar los alimentos que no se podían consumir de manera inmediata. Los primeros pobladores utilizaron hojas de plantas para envolver, trasportar y guardar sus preparaciones o víveres, como una práctica universal.
Muchas de estas prácticas siguen vigentes por su efectividad y calidad, sin embargo, hoy en día las envolturas de tipo natural tienen una fuerte competencia con materiales de origen industrial, altamente sofisticados. El plástico, icopor, vidrio, cartón metalizado, entre otros, le han ganado ventaja a las cubiertas de origen vegetal, sustituidas casi que por completo y son los más apetecidos al realizar el empaque de alimentos.
Es gracias a las prácticas culinarias de origen popular que se mantiene la gastronomía tradicional o las preparaciones originarias de algunos pueblos y sociedades prehispánicas. Es la cocina popular la que permite que estos platos se mantengan en el tiempo. El tamal es uno de los mejores exponentes de ello. La utilización de hojas de plátanos o cachaco en su envoltura tradicional es parte indispensable de su identidad, preparación y sabor.
El tamal es un plato típico, un símbolo de muchos pueblos latinoamericanos, en especial de los pueblos indígenas que habitan desde el Norte de México hasta la Patagonia. Fray Pedro Simón y otros cronistas hacen alusión o referencia acerca del tamal y de las muchas formas, sabores y colores, “algunos pueden ser blancos y colorados, hechos no del todo redondos ni bien cuadrados, algunos con masa de maíz, pedazos de tocino y jamón con mucho ají molido”.
A partir del siglo XVI, el proceso de Conquista y Colonia, del territorio tolimense, originó el mestizaje en el que intervinieron españoles, indígenas, africanos y posteriormente inmigrantes de otras nacionalidades, hecho que significó la diversidad de diferentes expresiones culturales materiales e inmateriales.
Resultado de ello, la podemos degustar en una de las tradiciones gastronómicas más importantes de la región tolimense, el tamal, icono culinario que ha pasado de generación en generación como elemento de la identidad regional y que en nuestro departamento tiene su día especial.