Una asignatura pendiente en la sociedad colombiana

Columnistas Opinión

Por: John Jairo Quevedo Amaya


La Ética, para muchos apenas una modesta asignatura de colegio o universidad. Un relleno, una hora de clase semanal, un requisito que llenar. Todo lo anterior puede tener una explicación en la liviandad con la que se asume este ámbito de la vida del ser humano en el que reflexiona sobre sus actuaciones y la de los demás y las valora como buenas o malas.

¿Qué es el bien y el mal? Parece una pregunta sencilla de contestar, pues quién no ha escuchado a sus padres decir que nos han enseñado lo que es bueno y lo que es malo, y en el caso de ambigüedad parece sencillo recurrir a los mandamientos de la ley de Dios o a los preceptos constitucionales. Es común confundir la moral con la ética y pensar que esta es la píldora que resuelve todos los problemas.

Falta solamente mirar a nuestro alrededor y ver una sociedad asfixiada por contradicciones e injusticias provocadas por los actos humanos o su indiferencia. Tenemos arranques de indignación al ver como el politiquero con total cinismo se apropia del erario, sin reparar en que son los recursos de los que depende la sociedad para atender sus necesidades más básicas. No nos cabe en la cabeza como la salud en una sociedad se haya constituido en un negocio donde se trafica con la muerte, donde el propósito principal no sea el salvar vidas sino enriquecer a unos pocos. Que la policía no actúe, que la justica no vea, que la educación no forme.

Indiscutiblemente la ética ha de constituirse como uno de los insumos indispensables en la educación y que su conexión con todas las áreas del conocimientos es tal que enseñar por ejemplo matemáticas sin un fuerte compromiso ético, puede desembocar en que se crea que la cifra es solo un dato: que es lo mismo sumar naranjas que pobres y que la matemática es sólo abstracta y que no tiene asidero en una realidad que necesita  de ciudadanos conscientes  y  buenos profesionales, que desde su quehacer académico no pierdan de vista su responsabilidad en la transformación social.

Cuando la sociedad le asigne un puesto claro a la ética como una de sus aspiraciones sociales, no cuando la diluye en esas ansias de hacer dinero a cualquier costo, cuando la cultura no gire alrededor de realitys que banalizan, o programas de TV o canciones que promueven el facilismo e hipersexualizan a la juventud, podremos ver cristalizada la empatía y la sensibilidad social que son los cimientos de la solución a los problemas nacionales.

La ética dejó de ser una propuesta a la baja que se centra únicamente en el cumplir las normas. Ahora se trata de considerarla una oportunidad de reflexionar el propósito de nuestros actos. Requerimos políticos que sean incapaces de firmar la destrucción de un ecosistema, comerciantes que sientan la obligación ética de la sana competencia, de abogados interesados en la justicia y no en dilatar el proceso en busca de una preclusión.

En esta búsqueda social, todos jugamos un preeminente papel, las pautas de crianza, los valores culturales a promover, nuestro ejemplo será el eje que impulse un cambio del paradigma del facilismo a uno del trabajo, la justicia y la paz.

5 comentarios en «Una asignatura pendiente en la sociedad colombiana»

  1. La ética no es solamente una asignatura de cualquier institución, pero es allí donde esperamos que nos sea enseñada desde un punto neutro y a través de profesionales en la educación (poco profesionales de hecho), pero, ¿cómo tomar en serio a personas que no tienen ni el mínimo interés de enseñar?, personas que predican pero no aplican, más aún, ese tipo de personas enseñando a gente inmadura, cerrada mentalmente, poco sanas y estables mentalmente, es como juntar el hambre con las ganas de comer, resulta en algo poco nutritivo y que a corto plazo no genera inconvenientes.

    Me atreveré a decir que el problema no es desencadenado por el poco interés y la poca importancia que se le dé a ese tema y los muchos otros pendientes en Colombia, radica en que vivimos en un país de dramáticos, personas a las cuales se les ha enseñado que lo material es lo primordial y que se desesperan al no tenerlo, que solo creen en el YO, que piensan que todo el mundo DEBERÍA, menos ellos, inteligentes innegablemente, pero nada racionales, sin objetividad emocional, con deseos convertidos en ´´necesidades´´. En resumidas, personas sin argumentos existenciales.

    como usted dice; ´´Indiscutiblemente la ética ha de constituirse como uno de los insumos indispensables en la educación´´. Pero es primero el 1 que el 2 y antes de ética, en las instituciones educativas y en nuestros hogares deberíamos contar con un correcto acompañamiento psicológico.

    En los medios de comunicación encontramos de todo, programas, documentales, música, películas, tanto educativos como una pérdida de tiempo y no es cuestión de erradicarlos, todo depende de quien desee verlos, quien quiera ampliar sus conocimientos o desee distraerse y en mi caso ver hasta donde llega la estupidez humana. No basta solo con preocuparse, y denunciarlo. Hay que ocuparse.

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