Por: Martha Devia Grisales
La COP es un espacio amplio para la toma de decisiones globales frente al cambio climático, la primera Cop se celebró en Berlín en 1995 y durante estos 27 años se han venido desarrollando entre los países que han ratificado las convenciones de Naciones unidas. La necesidad de este escenario, emerge cuando científicos del todo el mundo nos alertan del incremento acelerado del calentamiento Global, las alarmas se encienden en todo el mundo y empezamos a ser más conscientes no solo de la responsabilidad colectiva para intentar revertir este incremento sino también de las problemáticas que provocan el calentamiento global y las graves consecuencias para la vida de todos en este planeta.
En esta breve línea de la historia de la COP es fundamental referirnos a las determinaciones del tratado de París que se convirtió en un hito porque por primera vez logra que este sea un acuerdo internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante, su objetivo era limitar el calentamiento global a muy por debajo de los 2° preferiblemente hasta los 1.5°. Para alcanzar tal meta algunos países se comprometieron a presentar en 2020 planes de acción climática con estrategias concretas para detener el incremento y reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. En el caso particular de Colombia el gobierno anterior, le anunció al mundo que el país se comprometería con la reducción del 51% de los gases de efecto invernadero al año 2030 y la total neutralidad de emisiones al 2050, sin embargo, vimos con gran preocupación que en Colombia entre septiembre de 2020 y febrero de 2021, se incrementó la tala de bosques nativos de la selva amazónica Andina,(1000 hectáreas deforestadas en Chibiriquete), un gran cuerpo de bosques que naturalmente regula las emisiones de dióxido de carbono y en el lenguaje actual y mercantil, también funciona como capturador de carbono liberado en la atmosfera. Este es un ejemplo, de los muchos ecocidios importantes y desatados por la ausencia y falta de planes de defensa territorial contundente y efectivos, que, también cobró la vida de defensores del territorio, de la naturaleza y de los derechos humanos.
La meta mundial de reducir los gases de efecto invernadero que son potencialmente altos por el uso de petróleo, gas carbón, ha arrinconado al mundo para que se movilice hacia una transición energética con energías limpias y de menos impacto, sin embargo, el panorama de estás alternativas no es claro, sobre todo porque muchos estudios demuestran que la movilidad no da espera y por otro lado, porque en la transición se necesitan elementos químicos como el Aluminio, Boro, Cobalto, Cobre, Granito, Hierro, Plomo, Manganeso, Silicona, Plata, Litio, Acero, Níquel (Cerromatoso), Titanio, Zinc que deben ser extraídos y seguirán perpetuando la vulneración de los derechos humanos, sobre todo, de las poblaciones de los países del sur global de América Latina. En definitiva, se cree que la discusión hacia la transición energética es prometedora, pero sigue siendo un asunto álgido por las distintas implicaciones ambientales como la contaminación de suelos, pérdida de la biodiversidad, tenencia del agua, y, de extracción de los “recursos” naturales, además de otros efectos económicos, climáticos y sociales.
En la cumbre mundial por el clima de este año, la COP27, los espacios de interacción ampliada se convirtieron en una juntanza de voces de la sociedad civil, para difundir los efectos de la crisis climática y presentar demandas colectivas a los responsables. Uno de los temas que logra instalarse en la agenta publica de este escenario es el de “perdidas y daños”. La categoría de las pérdidas y los daños se viene planteando desde hace 10 años, pero solo en esta COP es incorporada con un componente fundamental de financiación que permita a los países más vulnerables, enfrentar los efectos de la crisis. Al respecto, también hay incertidumbre porque no hay una estrategia clara de trabajo en mitigación y en adaptación que facilite la llegada efectiva a programas correctos y exactos para responderle al problema.
Es imperativo resaltar que el concepto de las pérdidas y los daños, a partir del deshielo de los glaciares o el desprendimiento de las capas de hielo, los huracanes, las prolongadas sequías, las lluvias torrenciales que provocan inundaciones y una gran cantidad de pérdidas de vidas humanas, vegetal y animal, daños en la infraestructura, exilios por el clima, entre otros, intentan desviar la atención, instalando en el imaginario colectivo la semántica de “desastres naturales” para desatender el asunto de la responsabilidad fiscal de los países industrializados, pero la realidad es que estas catástrofes son desencadenadas por las exorbitantes acumulaciones de gases de efecto invernadero de los sectores industriales del mundo, por el abuso empresarial y corporativo; es decir; las pérdidas y los daños no se dan por desastres naturales como nos quieren hacer creer, sino por la reacción natural de la naturaleza, algunas veces, por los efectos de la actividad humana pero en gran medida por la acumulación de gases de efecto invernadero.
Ante la inminente crisis, urgen estrategias mundiales, pero será muy difícil incluso cuando en esta plataforma brilla la influencia de la industria de los combustibles fósiles en las conversaciones sobre el clima, con 636 cabilderos de combustibles fósiles que se han registrado para participar en estos escenarios. https://www.globalwitness.org/en/press-releases/over-100-more-fossil-fuel-lobbyists-last-year-flooding-crucial-cop-climate-talks/
En síntesis, la COP27 es el escenario ideal de luchas desiguales de un mundo capturado por poderes corporativos en donde prevalecen los intereses financieros, sobre la vida de la humanidad, de las especies y de la naturaleza. En esta realidad, muchas son las demandas de la sociedad civil para toma de decisión, por un lado, las mujeres hablan de la violencia estructural, colonial, patriarcal e industrializada que está causando graves daños en sus ambientes inmediatos y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria, la salud, la vivienda, entre otros derechos básicos. Otros grupos han demandado por reparación a los daños, hombres y mujeres han sido exiliados por el clima por las prolongadas olas de calor que ha devastado sus modos de vida, dejándolos sin agua, sin vegetación y sin animales; también, el incremento del nivel del mar ha obligado a distintas comunidades a desplazarse a otros lugares porque no solo lo han perdido todo, sino que no hay garantías para la vida. Los pueblos indígenas a su vez, expresan su profunda lucha contra proyectos extractivistas que no solo les arrancan las venas a sus tierras dejándola sin fuerza para seguir produciendo alimentos y sostener la vida, sino que son las actividades extractivas las responsables de la pérdida de su cultura, idiosincrasia y formas de relacionamiento espiritual con la pacha mama.
Los niños y jóvenes que hicieron presencia importante, exigen que los gobiernos y las industrias, les permitan vivir con dignidad, justicia social y ambiental, son ellos los que sufrirán fuertemente los peores efectos de la crisis climática, a ellos en su joven vida, el sistema les exige adaptarse y los veta de gozar de un ambiente sano. Una importante representación de científicos, ha hablado para demostrar sus hallazgos y las razones de la crisis dejándonos entrever, que la responsabilidad empresarial es potente y que debe virar a otras formas menos nocivas para el ambiente. Todo se ha dicho, pero nada es definitivo.
Referencias:
- Un informe del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) reveló que la deforestación al interior del parque nacional fue de más de 1000 hectáreas entre septiembre de 2020 y febrero de 2021. https://es.mongabay.com/2021/03/colombia-parque-chiribiquete-perdio-mas-de-1000-hectareas-en-solo-seis-meses/
- https://www.cric-colombia.org/portal/parque-chiribiquete-pierde-mas-de-2000-hectareas-por-deforestacion-imprimir-articulo/
- https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2022-11-10/la-cumbre-del-clima-de-egipto-reune-a-mas-lobistas-de-los-combustibles-fosiles-que-la-de-glasgow.htm