En medio de la creciente tensión social en Ibagué, las comunidades de la Arboleda del Campestre han elevado su voz en una serie de manifestaciones que resuenan con la fuerza de la desesperación. La falta de agua potable, un derecho fundamental garantizado por la ley, ha llevado a los residentes a un estado de emergencia cotidiano. Bloqueos y protestas se han convertido en el pan de cada día, mientras las autoridades parecen sordas ante sus clamores.
La situación ha alcanzado un punto crítico con la convocatoria de una asamblea popular este lunes a las 6:30 pm, donde se espera la participación de la comunidad de Picaleña y la Arboleda, así como de las autoridades administrativas del municipio. La comunidad, agotada pero no vencida, promueve exigencias claras y contundentes:
Suministro de agua potable desde la planta del barrio La Pola, que ha sido objeto de mantenimiento para asegurar la calidad del agua.
Cierre de la planta de Arboleda, cuya eficacia ha sido cuestionada por los prolongados periodos de escasez.
Suspensión de la disponibilidad hídrica para nuevos proyectos de construcción por parte de la superintendencia de servicios públicos, una medida que busca preservar el recurso vital ante la expansión urbana.
Fin de los planes parciales, vistos por muchos como una maniobra que contraviene el plan de ordenamiento territorial y que ha resultado en la habilitación de nuevos espacios para construcción sin considerar la infraestructura de servicios públicos esenciales.
Además, se exige una intervención directa al IBAL por parte de la superintendencia, dada la insuficiencia e intermitencia del servicio que ha dejado a tantos sin una gota de agua.
La comunidad de la Arboleda del Campestre se encuentra en una encrucijada, luchando no solo por el agua sino por su dignidad. Las próximas horas serán cruciales para definir el curso de esta batalla por un recurso que debería fluir libre y limpio para todos.
