Por Danna Valentina Montoya Ramírez, Abogada con opción en gestión y emprendimiento e innovación de la Universidad de los Andes, estudiante de la especialización en derecho de la empresa de la misma universidad. Actualmente abogada de la firma Gómez Lee, asistente académica de la Maestría en Derecho y CEO de Passadía.com. Sus áreas académicas de interés son el derecho empresarial, derecho constitucional, público administrativo, y la administración.
La emergencia climática continua en Colombia, según el reporte consolidado de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastre entre el 1 de agosto de 2021 y el 16 de noviembre de 2022 el fenómeno de la Niña afectó a 743.337 personas en 32 Departamentos, de los cuales fueron apoyados 10 Departamentos y entregados 78.673 kit´s humanitarios[1]. El impacto del cambio climático también afecta a miles de personas alrededor del mundo, su trágico efecto se materializa en tormentas, incendios, olas de calor, terremotos y otros, solo está semana Estados Unidos y varios países del norte del mundo enfrentan una gran tormenta de nieve, de las más mortíferas en los últimos años[2].
Desafortunadamente en Colombia, el Sistema de Gestión del Riesgo continúa enfocado en atender cada uno de los desastres que se presentan, conceder víveres a los afectados, destinar recursos para reconstruir, entrenar rescatistas de alto nivel, y si bien, cada una de estas actuaciones son grandes herramientas para atender al presentarse las situaciones de crisis causadas por desastres naturales, no deben ser el mecanismo principal, ni mucho menos el enfoque para salvaguardar la vida.
En 1985 se presentó la tragedia de Armero, todo un municipio desapareció, murieron más de 25.000 personas, cada año seguimos conmemorando aquel suceso, pero acaso ¿Qué aprendimos de él? Situación similar sucedió en el terremoto de Armenia sucedido en 1999, el Gobierno Nacional consolido esfuerzos en reconstruir las ciudades, pero ¿y cómo se previno que un nuevo hecho de la misma naturaleza volviera a suceder?
Hemos decidido entrenarnos para atender situaciones de desastre cuando el daño es irreparable, cuando las personas han perdido sus vidas, han resultado heridas y los daños materiales son cuantiosos. Es por ello por lo que el pilar fundamental de nuestro Sistema Nacional de Gestión del Riesgo debe ser la prevención, aprender de lo sucedido aquí y en otros países, consolidar una red de conocimiento por la vida, es a partir de los conocimientos básicos que la ciudadanía podrá dimensionar los riesgos latentes que existen y que por el cambio climático incrementaran. La educación permite tener oportunidades, oportunidades de actuar en situaciones de riesgo, de que podamos apersonarnos de las situaciones y saber el plan a accionar en caso de un terremoto, una inundación o el desastre natural que se presente. Además, la cultura de la prevención no solo deberá reforzarse en la ciudadanía, la reestructuración del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo y de todos los organismos que lo componen es una necesidad atada a la de educar en la materia.
Este pilar fundamental de la prevención se encuentra consagrado en la Ley 1523 de 2012, pero hasta el momento la falta de voluntad política ha imposibilitado desarrollarlo, y, ahora, en un momento histórico en el que el cambio climático nos afecta de manera directa, en la mayoría de los casos a las poblaciones vulnerables, tendremos que reorientar la manera en la que hasta ahora se ha manejado la atención de los desastres naturales, tendremos que evitar que sucedan o mitigar en la mayor medida su daño. De no ser así, continuaremos viendo cómo se llevan mercados, mantas y agua a las personas que perdieron familiares, que resultaron heridas y sin refugio, aun cuando pudo evitarse. Es importante entender que solo previniendo en el presente salvaremos las vidas en el futuro.
[1] UNGRD (2022) Balance de la situación de desastres Naturales, Consolidado emergencia fenómeno de La Niña 01 de agosto de 2021 a 16 de noviembre de 2022. Tomado de: https://portal.gestiondelriesgo.gov.co/Documents/Manejo/INFORME_PUBLICO_FEN_16112022.pdf
[2] El Espectador (2022) Nevadas mortales: En EE. UU la cifra asciende a 32 víctimas, Japón cuenta 17. Tomado de: https://www.elespectador.com/mundo/america/nevadas-mortales-en-ee-uu-la-cifra-asciende-a-32-victimas-japon-cuenta-17-noticias-hoy/