Por: Yaneth Vargas, psicóloga-especialista en pedagogía
El agua es un elemento esencial para la vida, de gran importancia para los seres vivos. Se dice que el cuerpo humano está compuesto por ella en un 75 por ciento, el cerebro requiere aproximadamente un 65 por ciento de agua para su optimo funcionamiento, la sangre está compuesta en un 80 por ciento y los pulmones por un 90 por ciento, cada célula de nuestro cuerpo está llena de agua y su adecuado funcionamiento presenta una estrecha relación con el consumo de agua la potabilidad.
En nuestro cerebro, las funciones cognitivas como son la memoria, la atención, el reconocimiento de objetos o personas, el aprendizaje, coordinación y los estados anímicos son afectados directamente. De acuerdo con el informe científico del Instituto de Investigación Agua y Salud, la disminución en un 2% de agua en el cuerpo, ocasiona perdida momentánea de la memoria y disminuye significativamente la atención, asociando la deshidratación cerebral con presencia de confusiones y disminución en el funcionamiento del cerebro, la deshidratación es un factor que contribuye a la ansiedad, dado que lleva al cuerpo a un estado de estrés, afectando el equilibrio anímico relacionándose a estados afectivos como la tristeza, el decaimiento e incluso con la depresión.
La potabilidad es relevante porque influye en la calidad del agua que hidrata el cuerpo y en el aporte de minerales. Por eso la manipulación, el proceso de captación, las garantías higiénicas, los tratamientos físicos o químicos, así como la óptima disponibilidad para el consumo en todo momento son factores que afectan la salud física y mental de las personas.
En Ibagué, el constante racionamiento y la falta de suministro de agua es una problemática desde hace mucho tiempo, la acelerada urbanización de la ciudad sin una clara organización en un Plan de Ordenamiento Territorial, genera que actualmente se agudice el problema, hay muchas familias o mucha demanda y dificultades en la oferta. Julieth González habitante de la urbanización Arboleda Campestre, sector gravemente afectado por esta problemática manifiesta que “los adultos mayores y personas en condiciones a discapacidad son mucho más afectados, si bien a todos nos afecta hay poblaciones que son más vulnerables”. Varios han sido los espacios donde la comunidad llama la atención a las instituciones territoriales puesto que se ve afectada su integridad física y mental: plantones, cierre de vías, entre otros.
El cambio de gobierno y la apuesta de nuevas figuras en el escenario legislativo, dan la posibilidad de escenarios como los diálogos municipales y sectoriales, espacios que han permitido visibilizar las problemáticas de las comunidades, el más reciente se dio el pasado 19 de agosto, escenario que contó con la participación de personas como el diputado Renzo García, el concejal Jaime Tocora y la nueva representante a la Cámara por el Tolima Martha Alfonso, esta última lanzó un importante llamado a la comunidad en general: “las y los Ibaguereños nos acostumbramos a que tiene que ser así una ciudad sin agua… pues eso no puede ser así, el derecho al agua y además el servicio de agua como lo han convertido, tiene que estar suministrado las 24 horas porque a nosotros no lo cobran todo el tiempo,… hay varias cosas que podemos hacer: la primera insistir en que la gente entienda que es una violación a un derecho, que además, es una mala calidad de un servicio y que en esa medida, tenemos todo el derecho, pero además la obligación para que no siga sucediendo, de organizarnos, de encontrarnos, insistir en este diálogo, convocar a la gente permanentemente, armar grupos, ir puerta a puerta, invitarle a la comunidad a que venga hablar de este tema que no es normal, es una violación a los derechos de esta comunidad… ”.
El agua, vista como un servicio público y negocio para algunos plantea su uso como recurso a disposición de quienes tienen su administración y que se suplen de ella sin el más mínimo reparo, con costos elevados, irrespetando el suministro constante que debe haber, siendo ineficientes en la potabilidad y desconociendo los impactos que tiene en la salud física y mental. Por otro lado, El agua, vista como sujeto de derechos, dinámica, fuerte, plantea una relación profunda con la vida, con el deber de los seres humanos para defenderla, demandar garantías de abastecimiento a las comunidades, exigir y cumplir el mínimo vital de agua. Sin agua no hay vida, así que, a tomar agüita y defenderla por nuestra salud física y mental en esta casa común.