LA CONTAMINACIÓN MATA NUEVE MILLONES DE PERSONAS AL AÑO

Informe de las naciones unidas titulado; derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible: el medio ambiente no tóxico, revela que la contaminación y las sustancias tóxicas causan al menos 9 millones de muertes prematuras, el doble del número de muertes causadas por la pandemia de COVID-19 durante sus primeros 18 meses.

En el informe evidencian que una de cada seis muertes en el mundo está relacionada con enfermedades causadas por la contaminación, una cifra que triplica la suma de las muertes por sida, malaria y tuberculosis. La contaminación atmosférica es el mayor contribuyente ambiental a las muertes prematuras, al causar unos 7 millones de ellas cada año, los países de ingreso bajo y mediano son los más afectados por las enfermedades relacionadas con la contaminación, pues representan casi el 92 % de las muertes por esta causa. Más de 750.000 trabajadores y trabajadoras mueren anualmente debido a la exposición a sustancias tóxicas en el entorno laboral, entre ellas la materia particulada, el amianto, el arsénico y los gases de escape de motores diésel.

Cada año se emiten o vierten cientos de millones de toneladas de sustancias tóxicas al aire, el agua y el suelo. La producción de sustancias químicas se duplicó entre 2000 y 2017, y se espera que se duplique de nuevo para 2030 y se triplique para 2050, produciéndose la mayor parte del crecimiento en los países no miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el resultado de este crecimiento «será un aumento de la exposición a los riesgos y un empeoramiento de las repercusiones para la salud y el impacto ambiental, a menos que se adopten medidas ambiciosas, urgentes y colaborativas a escala mundial por parte de todas las partes interesadas y en todos los países».

El mundo está pasando apuros para hacer frente a las amenazas químicas de antes y de ahora. Por ejemplo; el plomo se sigue utilizando de forma generalizada a pesar de que se conocen desde hace tiempo su toxicidad y sus devastadoras consecuencias para el desarrollo neurológico en la infancia. El plomo causa cerca de un millón de muertes al año, así como daños demoledores e irreversibles en la salud de millones de niños y niñas.

La extracción, el procesamiento, la distribución y la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) producen ingentes volúmenes de contaminación y sustancias químicas tóxicas. Los combustibles fósiles son también la principal materia prima de las industrias petroquímica y del plástico, altamente contaminantes. La agricultura industrial contamina el aire, el agua, el suelo y la cadena alimentaria con plaguicidas, herbicidas, fertilizantes sintéticos y medicamentos peligrosos.

La exposición a sustancias tóxicas aumenta el riesgo de muerte prematura, intoxicación aguda, cáncer, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias, efectos adversos en los sistemas inmunológico, endocrino y reproductivo, anomalías congénitas y secuelas en el desarrollo neurológico de por vida. Es importante destacar las formas en que las sustancias tóxicas están relacionadas con los otros dos aspectos de la triple crisis ambiental mundial (la emergencia climática y el declive de la biodiversidad).

En la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de 2002, los Estados se comprometieron a reducir al mínimo los efectos adversos de los productos químicos y los desechos en la salud humana y el medio ambiente para 2020. Esta promesa sirvió de base para el objetivo general del Enfoque Estratégico para la Gestión de Productos Químicos a Nivel Internacional, aprobado en 2006. Sin embargo, es evidente que este propósito no se ha cumplido

Ver informe:  https://undocs.org/es/A/HRC/49/53

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