Por: Luisa Fernanda Robayo
El pasado 23 de julio, en horas de la tarde, grupos paramilitares recorrieron la vereda Villa Esperanza ubicada en Purificación, municipio del Tolima en el que atemorizaron a la comunidad y asesinaron a dos jóvenes identificados como Juan David Ballesteros y Jhon Alexander Lotero, a quienes algunos habitantes los reconocieron como hombres solidarios y defensores de Galilea.
En las fachadas de la vereda, el grupo paramilitar que se identificó como AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), dejó mensajes amenazantes como “muerte a colaboradores de la guerrilla, sapo, ladrones”, provocando el desplazamiento de la población debido a la amenaza y el terror inminente.
Sobre estos hechos, los habitantes recuerdan haber visto un camión con diez soldados, al alcalde del municipio y a la policía el día anterior en Tres Esquinas. También, manifiestan haber vivido un movimiento de un helicóptero y de aviones, además de un toque de queda decretado por la Administración Municipal sin explicación alguna. Por lo anterior, cuestionan que bajo la presencia de organismos de seguridad y de la alcaldía, haya sucedido un crimen bajo el control de estructuras al margen de la ley.
Cabe señalar que este no es el primer asesinato que se genera en el municipio a manos de estos grupos criminales. En el año 2003, tres bases paramilitares fueron instaladas estratégicamente en el marco del proyecto de riego “Triángulo del Tolima” afectando la seguridad de la población que registró un desplazamiento forzado de alrededor 5.000 habitantes, de acuerdo con el primer informe presentado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, titulado “De los grupos precursores al Bloque Tolima (AUC)” y publicado en el año 2017.
Lastimosamente, Villa Esperanza se debate nuevamente ante la realidad dramática que representa la incursión paramilitar que las autoridades del departamento se han negado a aceptar, aun cuando este hecho se suma a los reportes hechos desde otros municipios en donde se ha percibido la presencia de esta estructura criminal en Prado, Cunday, Palmira, Dolores, Coyaima, Natagaima, Murillo, Ríoblanco, entre otros municipios del territorio tolimense.
Es de recordar, que el pasado 20 de julio en la noche, dirigentes políticos, líderes sociales, sindicales, populares y defensores de derechos humanos fueron amenazados y declarados objetivo militar por parte de las Águilas Negras, razón por la cual, exigieron en una denuncia pública y amplia al Estado y al gobierno tanto departamental como municipal “reconocer la continuidad del paramilitarismo en nuestro territorio y garantizar los derechos a la vida y a la integridad física de todos”, pues de esta manera se podría comenzar a desplegar desde la institucionalidad un plan que haga frente a estos grupos que continúan desangrando al departamento.
Se espera que las entidades de vigilancia y control, así como las autoridades del departamento y de los respectivos municipios, realicen las investigaciones respectivas y adopten todas las medidas necesarias para dar con los responsables de este crimen, pero también, para que en la ruralidad estos hechos que imparten terror y debilitan la democracia, no se vuelvan a repetir.