Por Diego Cárdenas
De la jerga criminal estadounidense.
Esta frase, que se utiliza para referirse a que alguien ha muerto, pudo tener uno de sus orígenes generalmente aceptados en una leyenda urbana que involucraba a los gangsters americanos de mediados del siglo XX. Según esta historia, cuando las bandas criminales asesinaban algún pandillero rival, le quitaban los zapatos y los colgaban en los cables de la energía. Esto funcionaba a la vez como “trofeo” y demarcación intimidatoria del territorio: entre más calzado colgante, más peligroso adentrarse en ciertos barrios. De quien desaparecía misteriosamente a menudo se decía “ya colgó los tennis”.
Esta práctica conocida en inglés como “Shoe Tossing”, ha adquirido sin embargo un sinnúmero de significados diferentes: se usa para celebrar el último día de clases, anunciar un futuro matrimonio, informar sobre la primera relación sexual de un adolescente, la señalización de un expendio de estupefacientes e incluso hay registro de soldados que al volver de la guerra lanzaban sus botas pintadas de colores sobre el tendido eléctrico. Ha llegado a tanto la tendencia, que en lugares como Berlín, ha surgido el “shoefiti” ( shoe+grafiti) que consiste en adornar las calles con patrones de color y organización de zapatos en las cuerdas de la luz.
Bueno saber estas cosas antes de colgar los guayos ¿no?
Fuente: Shoes on a wire: untangling the urban myth de Meribah Knight y Entre lo simbólico, lo mítico y lo absurdo: el significado secreto de los zapatos colgados en los cables de David Blanco.
Sobre el autor de este disparate:
Arqueólogo de lo impráctico. Magíster en onanismo literario con profundización en divagaciones de letrina. Todavía ve muñequitos.