Estuvimos conversando con el gran maestro venadilluno Edilberto Calderón; fue un encuentro telefónico muy ameno en el que nos habló acerca de sus inicios en la plástica, pasando por los grandes maestros que influyeron en su formación profesional y de cómo transcurre su vida por esta época inverosímil. Calderón, que tuvo que alejarse durante algún tiempo de su natal Venadillo, con el objetivo de convertirse en el célebre artista que es hoy en día, relata además cómo fue esa época en la capital del país y deja finalmente una lección importante a todos aquellos que transitan por los caminos del arte.
Ojo Público: ¿Cómo define el arte?
Edilberto Calderón: No se puede decir que haya una definición, pero tiene unos principios, tiene unas exigencias. En una sociedad como la nuestra pareciera que fuera inútil, pero el arte como todas las cosas sociales, políticas, económicas y demás, avizora, es decir, puede ver más allá de la inmediatez, de la cotidianidad, por eso la parte creativa del arte es la interpretación, el poder ver las cosas que en la cotidianidad no se ven por muchas razones o intereses; el arte se aparta de esos conceptos, recreando así a la sociedad basado en lo que el común y corriente no percibe, ese diría yo que además es un aporte importante del arte.
O.P: ¿Cómo se define como ser humano y como artista?
E.C: Aunque algunos no cumplen con ese precepto, yo he tratado de cumplirlo, de ser de principios. El arte es lo estético, y lo estético tiene que ver con lo ético. Para ser consecuente con mi respuesta anterior, esa búsqueda de lo extraño que tiene la vida, el mundo, el ser humano, la naturaleza, tiene que estar acorde con una posición honrada, estética, de entrega; requiere una pasión, quererse, amar mucho y de entender las cosas, entonces allí nace la necesidad de entrar en la búsqueda con humildad y eso lo da el estudio, el trabajo, el conocimiento, el haber visto muchas obras de diversos artistas, el saber acerca del desarrollo humano y la función estética.
O.P: ¿Qué le despertó el gusto por la plástica?
E.C: Es una historia larga pero intentaré resumirla. Usted sabrá que yo soy venadilluno, y en Venadillo como en muchas poblaciones de nuestro territorio, el arte no es una necesidad y se tienen otro tipo de costumbres, pero tuve la fortuna de que en el pueblo cuando yo era pequeño había un cura, yo tenía unos seis o siete años y era acólito, el nombre del padre era Efraín Velázquez, quien era un hombre culto; hacía todas las mañanas el llamado a la misa con el Ave María de Schubert, eso al comienzo yo no lo sabía pero lo vine a saber tiempo después cuando comencé mis estudios de bellas artes. Siendo muy niño empecé a conocer qué era una cornisa, un vitral, un mocetón, cómo se restauraba una imagen de una figura religiosa y todas esas cosas; al mismo tiempo, salía de la escuela con mi maletín “alegría de leer” arrastrándolo a toda carrera, para llegar a la iglesia y ver en qué iban los trabajos que allí se estaban desarrollando. Ese aspecto místico que me acompañó en esa época fue determinante.
O.P: ¿Tiene alguna obra que haya marcado un antes y un después en su vida como artista?
E.C: Como uno se encuentra en esa búsqueda, digamos que tiene muchas etapas en la vida y yo que ya tengo mis buenos años, entonces en esa búsqueda hay etapas donde uno tiene logros, pero también acompañado de la crítica, de la galería, de todo ese mundo que a veces se torna difícil por muchas razones, porque hay una exigencia intelectual y un rigor, entonces no diría que exista una obra particular, diría que hay obras en cada ocasión, en cada época. En la búsqueda que uno esté haciendo se tiene la consideración de en qué cosas logró el propósito, el objetivo.
O.P: ¿Qué artistas le han servido como referentes a lo largo de su trayectoria?
E.C: Por ejemplo, a mí un Vincent van Gogh me causa mucha admiración por toda su obra, su dedicación. También está el genio que no se podrá nunca negar, que fue capaz de crear tantas cosas, me refiero a Pablo Picasso, y bueno, habría más artistas a nivel internacional para mencionar. A nivel nacional a mí me ha gustado la obra de un gran amigo mío, Manuel Hernández, un pintor muy importante; otro artista relevante fue el maestro Jorge Elías Triana, el padre de Jorge Alí, el director de teatro; desde luego un Fernando Botero, es innegable. Bueno, seguramente existan muchos más para hacer referencia, pero que sean causa de mi emoción, son estos artistas que acabo de nombrar.
O.P: ¿Existe un campo dentro de las artes plásticas que hubiera querido explorar un poco más?
E.C: A mí me hubiera gustado explorar un poco más el grabado, la serigrafía; sí lo he hecho pero creo que no lo suficiente, pues se requiere trabajar en equipo, aunque en el arte no es el objeto el que más le interesa a uno sino el concepto, la idea.
O.P: ¿Cómo define técnicamente su trabajo?
E.C: Mi trabajo no se define tanto por la técnica. Yo he usado las diferentes técnicas para lograr un concepto, para lograr el desarrollo de unas ideas, y en ese sentido las diferentes épocas han estado marcadas también por mi accionar, por iniciativas, por cosas de la vida políticas o por la admiración a la mujer, inclusive a veces con la firme intención de trabajar temas que, entre comillas, la mojigatería puede pensar que están prohibidos o que políticamente en ocasiones también sectarias puede ser mal visto. Técnicamente producto de los últimos años dejé el óleo porque el acrílico reúne muchas condiciones como el secamiento, la forma de trabajo también le permite a uno explorar más rápidamente cosas.
O.P: ¿Cuál es su método de trabajo?
E.C: De joven entendí muy bien, el porqué de la necesidad de aprender dibujo, modelado, trabajar con modelos; toda la compresión de los espacios, de la forma, el color. Inclusive para ascender en el escalafón profesional yo hice un trabajo de teoría del color y composición, luego hice otro en lo referente a la construcción del lenguaje visual, esto como para explicar un poco sobre lo que ha sido mi proceso. Yo no comparto cierto arribismo que hay en el sentido de decir que uno nace, como si acaso uno fuera un privilegiado de la naturaleza o yo no sé de dónde, o de algo divino; siempre veo que todo lo que tiene que ver con lo humano, con el hombre, es donde está el valor; tiene que ver con la formación, con la dedicación, con el estudio, con el conocimiento; entonces, cada vez que me intereso por algún tema lo estudio, lo leo, hago primero los ensayos necesarios para saber cómo es que se lleva a cabo, porque una cosa es la técnica y saber el oficio, y otra cosa es expresarse con solvencia.
O.P: ¿Qué piensa del arte actual?
E.C: A lo largo de toda la historia del hombre, el arte hecho en los momentos de existencia de ese hombre es rechazado, mal visto, incomprendido, etc., debido a que siempre el artista está tras nuevos planteamientos, nuevos lenguajes, entonces digamos que tanto el arte como la ciencia tienen un lenguaje cifrado; incluso el que lo oye hablar a uno, y me ha pasado varias veces, dice que uno es enredado, no me entienden, lo mismo pasa si se lleva a hablar a un médico en el lenguaje técnico de un ingeniero, hay un lenguaje extraño en eso y es cifrado, entonces lo mismo ocurre con el arte y, desde luego, el arte actual no deja de ser propositivo; el arte siempre rompe con los elementos, crea algunos paradigmas.
Voy a dar un ejemplo; qué más tenía que hacer el hombre después de Leonardo, Rafael y todos los clásicos y académicos, cuando sale la cámara fotográfica; pues no tenía sentido seguir reproduciendo elementos de la naturaleza que nos acostumbraron a decir que era la realidad, la reproducción de las cosas; entonces qué hicieron los artistas, pues recurrir a lo que se denominó como impresionismo, el cual fue una nueva propuesta y una nueva forma de ver las cosas sin necesidad de copiarlas o reproducirlas de parte de la naturaleza. Como comentaba anteriormente, yo dejé el óleo por el acrílico que es una pintura relativamente nueva, porque con el óleo el secamiento es muy demorado, un mes o más para que se seque un empaste, mientras que con el acrílico en de tan solo media hora, por lo que la capacidad de experimentar nuevas cosas es mayor.
O.P: Maestro, quisiéramos saber ese otro campo en el que está trabajando, me refiero a la escultura, cuéntenos algo al respecto.
E.C: En la facultad de bellas artes uno tiene acercamientos con la escultura, el modelado entre otras cosas, pero digamos que yo estoy incursionando un poco haciendo algunas piezas en madera, las cuales conservan la misma línea, los mismo conceptos que trato de aplicar en la pintura, solo que la pintura le permite a uno ver más rápidamente experimentos, efectos, la obra misma; mientras que en una escultura uno puede durar perfectamente más de dos meses en desarrollar una pieza. Yo no sé si lo que voy a decir es incorrecto, pero siento que es más artesanal, claro que con los valores del arte y los valores de la obra que no son del trozo de madera sino de quien los halla.
O.P: Artistas tolimenses que destaque y ¿Por qué?
E.C: Por su puesto, yo diría que en Tolima hay una paradoja, y es que los artistas importantes del departamento no figuran en ninguna parte; tenemos en ese sentido un desprecio, una ignorancia o un temor, en dónde yo no sabría indicar ese factor. Por ejemplo, Julio Fajardo quien fue premio nacional de escultura y que tiene en la Plaza de Bolívar al lado de la Catedral el “ballet azul”, que fue ganador del premio nacional de escultura por allá en el año 58 si no estoy mal. Está también Darío Jiménez, que inclusive la sala de exposición de la Universidad del Tolima lleva su nombre; ahí propuse una vez una exposición con sus obras porque consideraba que cómo era posible que no lo tuviéramos en cuenta y pasara inadvertido; también es relevante Carlos Granada, destacado como uno de los mejores artistas de Colombia en un momento dado; Jorge Elías Triana, aunque él ha sido un poco más visto, más reconocido.
Creo que con esos pintores bastaría para mencionarle un pequeño grupo muy importante a nivel nacional, que donde usted los ponga son valores estéticos fuera del Tolima, pero que los primeros que tendríamos estar orgullosos deberíamos ser los tolimenses.
O.P: ¿Cómo ha sido ese trayecto para llegar a ese punto en el que se encuentra como artista con el renombre y reconocimiento nacional e internacional ya legítimo?
E.C: La disciplina, la dedicación, el tener un verdadero cariño a lo que se hace y saber qué es lo que se hace; debe de hacerse seriamente, además que yo sí creo que influye mucho la formación de uno, el haber salido de la escuela de bellas artes de la Universidad Nacional, el haber tenido grandes maestros; digamos que la suerte me puso en ese camino. El haber sido alumno de Alejandro Obregón, Fernando Botero, de Manuel Hernández y una serie de artistas muy calificados, magníficos profesores, pero sobretodo fue la dedicación, siempre exponiendo obra en el lugar apropiado, donde sentían respeto por ella; el hacer grandes esfuerzos ya que en el arte es muy difícil llegar a la galería que tenga cierta importancia, donde han expuesto los artistas más importantes del país y de otras partes del mundo. Para llegar a eso se requiere en mi caso, mucha humildad y mucho esfuerzo; digo humildad porque a veces se aguanta la humillación en ese aspecto, porque al principio lo que uno hace se mide con cierto desdén, hasta con desprecio; luego, a medida que se asciende y que uno comienza a progresar e ingresar a algunos museos donde la obra sola se defiende, pues ya todo este tema se facilita.
O.P: Teniendo en cuenta todo ese bagaje cultural y reconocimiento, es interesante que aún permanezca, digámoslo así, en la periferia de la cual surgió. Que haya tenido resistencia a esos discursos centralistas.
E.C Muy importante su planteamiento. Para llegar a saber cuál es el verdadero valor de su obra y poder entrar en ese mundo se requiere empezar por Bogotá, entonces toca ir hasta allá, y las galería allá no lo están esperando a uno, y eso requiere no solamente de pintar bien sino además de esfuerzo, requiere voluntad; entonces la provincia es muy amañadora, muy tranquila, muy lúdica, para estar con los amigos y echar carreta acompañado de uno que otro traguito, pero en esos otros aspectos se requiere de una gran empresa, digamos, de saber a dónde acudir, con quien asociarse entre otras cosas. Ahora, cuando uno llega a la gran galería, le enseñan una gran cantidad de cosas que ni en la facultad de bellas artes ni aquí en la provincia las aprende; allá le enseñan a uno muchos comportamientos, muchos manejos de lo que es una exposición, de cómo hacer la presentación de la obra, etc. A veces hasta se molestan algunos porque creen que es una posición arrogante y de desprecio hacia la provincia, y yo lo digo, si hay alguien que ha querido la provincia y muchas cosas de ella soy yo.
O.P: ¿Cómo transcurren sus días en época de aislamiento preventivo?
E.C: Yo sí creo que por primera vez un artista tiene ventajas, lo mismo que un escritor entre otros frente al resto de la sociedad, pues casi siempre nosotros tenemos desventajas, entonces estoy produciendo y haciendo cosas con una dedicación muy fuerte, no solo porque no tengo distractores sino porque me encuentro emocionado con una serie de trabajos que estoy desarrollando. Digamos que en ese sentido le he sacado mucho provecho a este momento.
Un agradecimiento especial a los artistas Diego Gómez y Lizeth Herrera, quienes fueron puente para poder llegar al maestro Calderón y además brindaron su material fotográfico.
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