Cómo no es Dios
Por Juan Ramón Vera Rodríguez Enrique, el sacerdote, se quedó dormido después de acusarse ante Dios, por masturbarse pensando en el sacristán, un moreno de treinta y tantos años, diez menos que él. No podía evitar sonreír mientras miraba o se imaginaba sus nalgas apretadas por esos jeans modernos. Se acusaba también de tener la […]
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