Por: Editorial Despierta Jericó
Se dice que toda acción que ocurra en cualquier lugar y momento de La Tierra, por pequeña que sea, repercutirá en todo el planeta, pues humanos, animales, plantas, minerales, somos parte del único sistema vital.
Un proverbio chino asegura que “el leve aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”, con el cual no sólo señala el hecho de interdependencia de todos los elementos que forman el planeta, sino que nos previene para evitar los actos emprendidos sin reflexión y prudencia.
En un Estado de auténtica democracia, el mandatario asume la dirección administrativa de su localidad por un periodo establecido por la ley, y suponemos que lo hace para cumplir los planes de gobierno propuestos a sus electores; en otros Estados, quienes gobiernan lo hacen por herencia o por nombramiento de poderes religiosos o militares; donde la democracia es ficticia, realmente deciden grupos semiocultos con intereses privados.
Sea que el gobernante ejerza en el poder durante el tiempo limitado por las normas o lo haga en lapsos indefinidos por tradición o por imposición; sea su función pública fruto de la democracia real o ficticia, de la costumbre o de la arbitrariedad, sus acciones “se podrán sentir al otro lado del mundo”; es decir, trascenderán más allá de su comunidad y su tiempo.
Un mandatario no debe olvidar que sus decisiones sobrepasan el ámbito del cargo que ocupa. No puede ser que por conveniencia propia emprenda obras innecesarias, como los conocidos “elefantes blancos”, ni por comodidad y beneficio personal y ajeno deje que otros hagan obras necesarias, como el caso de carreteras, puentes o barrios construidos en ciertos predios de ciertos propietarios y con ciertos costos.
Nuestro país abunda en casos como los acabados de enunciar, hacen parte de la insatisfacción acumulada por la población que durante más de dos meses viene protestando, incluso exponiendo su vida y libertad. Éste sí, dolor de patria.
Ahora bien, ¿Cuál es la situación de nuestro amado Jericó?,
¿Cómo afecta el presente y se proyecta al futuro la administración pública del municipio?
Lo primero a tomar en cuenta es la situación de municipio asediado, cercado, constreñido por un proyecto de aspecto inofensivo y benévolo que oculta su verdadero propósito diametralmente opuesto a la esencia jericoana, gracias a la cual hemos logrado vivir con dignidad por generaciones.
Nadie que respete la historia podrá negar la sana convivencia de los jericoanos, su amor e identificación con un territorio de paz, laboriosidad, creatividad; ninguna estadística que se fundamente en la realidad diversa de este país, podrá negar que nuestro nivel de vida cubre las necesidades básicas de la población; que ha sido la sencillez, la austeridad y el sentido de justicia, belleza y cultura con que hemos vivido, el origen del pueblo patrimonio de Colombia
Esta esencia jericoana, esta cultura, la ha cautivado gradualmente un espejismo similar al que hace 500 años fue usado por otros extranjeros que llegaron también con intereses encubiertos a invadir y arrasar un continente pleno de pueblos vigorosos e ingeniosos; los reflejos de cristal de entonces, son hoy los reflejos de unos dólares, igual de frágiles que el cristal y la verdad de los primeros invasores.
Qué no haya duda del daño irreparable que le causará al Suroeste la destrucción de la montaña que une a Jericó y Támesis: después de cuatro años que inicien obras en Cauca, sacarán por medio de voladuras y durante 21 años 17 mil toneladas diarias de rocas del primero de cinco yacimientos de oro, cobre y plata. AngloGold Ashanti tiene que engañar, hipnotizar con péndulos de promesas y regalitos a los jericoanos y tamesinos para lograr el saqueo de nuestra montaña, la destrucción de las fuentes de agua, la ruina de la agricultura y el turismo.
Y es aquí señor alcalde David Toro donde está su responsabilidad histórica. Es cierto que usted hoy no puede por ley prohibir la actividad minera en el municipio, tampoco el concejo; pero esta situación, no lo obliga a usted a ponerse al servicio del engaño de la multinacional africana permitiendo que compromisos sociales de la alcaldía sean financiados o compartidos con la multinacional. No debería usted dejar de gestionar y disponer de los recursos públicos para las actividades culturales, educativas, deportivas, de infraestructura, para en cambio pedir o aceptar cómodamente el dinero de la minera, en realidad contribuciones, ayudas, regalos o como se quiera interpretar la falsa generosidad de Anglogold Ashanti, cuya finalidad es lograr el consentimiento ingenuo de los jericoanos y fredonitas para acabar con nuestras vocaciones.
El precio de 170 años de historia de dignidad no son unos instrumentos musicales, ni unos uniformes, ni los préstamos de hoy que serán la ruina eterna de Jericó. Lo que usted señor alcalde haga y deje de hacer hoy, al igual de lo que hagamos y dejemos de hacer todos los que vivimos aquí y decimos amar a Jericó y la vida, es la culpabilidad que “se sentirá al otro lado del mundo”, será el reconocimiento o el reproche de las generaciones que se acordarán de nosotros, pero sobre todo de usted señor alcalde como primer responsable de haber rechazado o haber contribuido con la estafa con que una multinacional africana quiso o logró destruir el nido de amores.